Un viaje a la historia de la vendimia

La palabra “vendimia” (vindemia en latín) es el resultado de la combinación de dos palabras, el sustantivo vinea (viña) y el verbo demere (quitar, arrancar, tomar, retirar), o lo que es lo mismo, la retirada del fruto de la viña.

Aunque lo normal es escuchar que la vendimia tiene su origen en Grecia, no es cierto. Se trata de un procedimiento milenario debido a que ya desde el neolítico se empezó a desarrollar la vitivinicultura en varias partes del mundo.

La vendimia en el antiguo Egipto     

La vendimia en el antiguo Egipto era muy parecida a la que se realiza hoy en día, ya entonces se seguía el mismo proceso: los vendimiadores recolectaban los racimos de las vides, que solían estar emparradas configurando bóvedas o retenidas por gruesos palos, y los depositaban en cestas que se llevaban a un lagar, que podía ser de piedra, barro o madera.

Después, la uva era pisada por hombres descalzos y el jugo salía por un desagüe a una vasija. El mosto se envasaba en tinajas para una primera fermentación y los recipientes se taponaban cubriendo su cabeza con barro. Se dejaba un pequeño hueco para una segunda fermentación y posteriormente se cerraban.

El vino producido era consumido únicamente por la realeza y la nobleza y se consideraba una bebida divina, por lo que se empleaba en los rituales religiosos, en las provisiones funerarias y en las ofrendas a los dioses.

Además, el vino era la bebida más cara y habitualmente se mezclaba con miel y otros aromas suaves para que le infundiera un carácter más dulce.

La vendimia en Grecia

La vendimia en Grecia tiene su origen en el culto a Dionisos (Baco, en la mitología romana) dios de la agricultura, el vino y el exceso. Los  viticultores griegos invitaban a los pueblos próximos cada año en la fiesta de la vendimia y procedían a la recolección con el mismo método que los egipcios.

Durante la vendimia, cualquier labor política o militar quedaba cancelada para que todo el mundo pudiera disfrutar de las fiestas dionisíacas, que duraban cinco días y era una de las celebraciones más importantes de Grecia.

Se realizaban desfiles y se bebía el primer vino del año en honor al dios Dionisos. La tradición era que los nobles debían beber el suficiente vino como para que tuvieran que ser llevados a hombros hasta sus viviendas por sus esclavos.

Además, los griegos agradecían la cosecha a los dioses porque el vino era visto como un nexo de unión entre los hombres y los dioses.

Sin duda, los griegos fueron los grandes impulsores de las fiestas de la vendimia y los que difundieron la vitivinicultura por todo el Mediterráneo, llevándola a la Península itálica, Galia e Hispania.

La vendimia en la antigua Roma

En Roma durante la Vinalia, fiesta que precedía a la vendimia,  el sacerdote Flamen Dialis realizaba una ofrenda al Dios Júpiter (deidad suprema de la mitología Romana, equivalente al Zeus griego) con las primeras uvas y las fiestas acababan siendo auténticas bacanales, debido a la creencia de que un buen bebedor no envejece nunca.

La costumbre era iniciar la vendimia, llevada a cabo mayoritariamente por mujeres ya fuera con las manos o empleando tijeras, en la parte de la viña expuesta al sol y posteriormente la que permanecía en la sombra.

Ya en esa época, se contaban con expertos que les indicaban a los vendimiadores qué uvas debían recoger para conseguir elaborar un buen vino.